Personalmente creo que cada mueble nos cuenta una historia, pero especialmente aquellas piezas que el paso del tiempo ha dejado su huella en ellas.
Como las arrugas de nuestra cara nos hablan de vivencias y emociones vividas, las marcas de la madera nos hablan del uso y vida que ha tenido un mueble, lo que lo convierten en algo mucho más cercano.
Quizás nos preguntemos qué tipo de hogar lo albergaba, o cómo eran las personas que lo utilizaban. Incluso, nos hace divagar pensando en historias como si de una novela se tratase.
Hoy quiero contaros la historia de este sillón, al menos la que yo conozco, pues la anterior queda para nuestra imaginación. Comenzaremos diciendo que es un sillón con mucha historia, tanta que tenemos que remontarnos a la edad de Cristo. Sí, estáis leyendo bien, pero dejadme que os explique.
Este sillón apareció en nuestras vidas un día por sorpresa. Mi hijo lo encontró solo y abandonado en plena calle. Decidió recogerlo y darle una nueva oportunidad en casa. Desde ese día pasó a formar parte no solo de mi hogar sino también y de un modo especial de la historia de mi localidad.
Y os preguntaréis, ¿cómo es posible que un sillón tan antiguo y de esa época se haya conservado hasta nuestro días? Bueno, todo tiene una explicación, realmente no es un mueble antiguo, o al menos no tanto.
En la pequeña localidad donde vivo, cada Navidad celebramos un Belén Viviente. Las calles del pueblo se transforman por completo y nos transportan a otra época y lugar. Prácticamente todos los vecinos nos convertimos en personajes bíblicos y aportamos todo tipo de mobiliario, enseres o detalles decorativos para que todo esté perfectamente ambientado. Y es ahí, donde entra en acción nuestro sillón.
Es un sillón de buen tamaño, con unas características que lo hacen bastante robusto y le aportan un cierto aire de sobriedad. Incluso el detalle de las patas nos hace pensar que estaba destinado a una persona influyente y con autoridad. ¡Quién sabe!, quizás solamente pertenecía a mobiliario de atrezzo para alguna representación. Como anécdota, contaros que le han adjudicado diferentes nombres para referirse a él, tales como: "el sillón del Rey" o "el sillón del trono".
Por sus características, se le asignó un lugar de relevancia en nuestro Belén Viviente, sería el sillón principal para la persona que estaba al cargo del Censo. Y así, año tras año pasó a formar parte de un trocito de historia contada por mi localidad.
Ahora que ha vuelto a tener su reconocimiento, su aspecto dejaba mucho que desear. Por supuesto, no podíamos permitir que luciera así de descuidado ante tantas personas que vienen a verlo.
Decidimos que ya era hora de devolverle todo su esplendor para que al menos pudiese estar a la altura de los nombres que le habían puesto. Después de contaros un poquito de su historia, voy a mostraros todo el proceso del cambio de este sillón con mucha historia.
- Gel Decapante Cedria
- Fondo Imprimación Tratante Plus Cedria
- Dekor-Lasur Color Castaño Satinado Cedria
- Barníz Protect-10 Cedria
- Espátula
- Lana de acero
- Lija
- Brocha
Antes de la restauración
Este es el estado que presentaba el sillón. Diferentes tonalidades de madera, zonas ennegrecidas, desgastes de barnices y arañazos.
La estructura del sillón estaba en buen estado y firme. La base del asiento estaba bien fijada y las patas no estaban desencoladas.
Las patas delanteras tenían unas molduras añadidas en forma de garra que le daban un aspecto mucho más recargado y pesado. En la pata derecha le faltaba la moldura frontal por lo que decidí retirarlas y dejarlas mucho más ligeras.
Proceso de la restauración
Decapar
Una vez tenemos nuestro sillón limpio de suciedad o grasa, aplicamos generosamente decapante en gel con una brocha por todo el sillón. Dejamos actuar entre veinte y cuarenta minutos y comenzamos a retirar los restos de barnices con una espátula o lana de acero.
Limpiar
Finalizada la retirada del barniz, limpiaremos muy bien la zona que hemos decapado con agua y jabón para terminar de retirar todos los restos que queden de decapante o suciedad y así neutralizar el efecto del decapante.
Lijar
Nos aseguraremos que la madera está completamente seca antes de pasar una lija de grano medio por todo el sillón para retirar algún posible resto de barniz que hubiera quedado.
Si deseamos una superficie mucho más lisa y sin ningún tipo de aspereza, volveremos a pasar de nuevo una lija de grano fino y limpiamos muy bien todos los restos de polvo de lijar.
Tratar
Para asegurarnos una total protección en el sillón, aplicaremos una mano de fondo protector. Este nos ayudará a prevenir y proteger nuestro mueble de hongos y xylófagos. También nos ayudará a regular la absorción en la madera de tintes o lasures igualando la tonalidad.
Una vez aplicado dejamos secar el producto al menos una hora para asegurarnos que está totalmente seco y listo para poder aplicar el siguiente producto.
Dar color y barnizar
Para darle color a nuestro mueble y protección hemos decidido utilizar Deko Lasur color castaño satinado. Es un lasur a poro abierto, deja respirar la madera y tiene bastante elasticidad. Es un producto al agua, de secado rápido, no huele y es respetuoso con el medio ambiente. Es perfecto para muebles de exterior o interior.
Como ya os he comentado en anteriores trabajos, el lasur es un producto que protege nuestros muebles de madera de los diferentes agentes atmosféricos del exterior. Una vez aplicado el lasur, no es necesario aplicar ningún producto más como acabado.
A pesar de que nuestro mueble ya estaba suficientemente bien protegido, he querido aplicar una protección extra. Le he aplicado un barniz incoloro de poliuretano de elevada dureza y resistencia. Tiene gran transparencia lo que nos permite tener un óptimo acabado, pues no altera el color de la madera. Además, es al agua, totalmente respetuoso con el medio ambiente.
Después de la restauración
Y este es el final de la historia de este sillón encontrado en la calle que ocupa un lugar destacado en casa y además, ha encontrado su papel protagonista como uno más de los actores que forman parte de nuestra representación del Belén Viviente.
Espero que os haya gustado este pequeño recorrido por la vida de este sillón y que tomemos nota, pues de un modo u otro, todos estamos destinados a recorrer nuestro camino.
Hermosisima historia y hermoso trabajo de amor para restaurarlo y devolverle su gloria!! Cada pieza sabe el camino a las mejores manos, no tengo duda, y este sillón también lo hizo!
ResponderEliminarSí Marcela, cada pieza conoce su camino y hay que dar gracias cuando nos encuentran. Me alegro que te haya gustado su historia y su renovación. Bss.
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